Encuentro de Pacto Global aborda los desafíos en inversión sostenible y su impacto en la Agenda 2030

  • El Covid-19 y la emergencia climática han develado nuestras vulnerabilidades como país y como sociedad. En medio de este complejo escenario, en Chile ya se está hablando de la urgente necesidad de impulsar un sistema financiero orientado a la inversión sostenible que se preocupe no solo por el crecimiento económico, sino también, por la protección de la salud de las personas, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la lucha contra la desigualdad, todo ello basado en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.

En el evento realizado este 8 de octubre, titulado “Inversión Sostenible frente a los riesgos ambientales” presentó, Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, junto a un panel compuesto por Trinidad Lecaros, asesora de Finanzas Verdes del Ministerio de Hacienda; Héctor Lehuedé, socio de RAZOR Consulting; Andrea Repetto Vargas, especialista en Resolución de Conflicto de la Oficina de Cumplimiento Asesoría Ombudsman (CAO) del Grupo del Banco Mundial; Jaime Arriagada, Managing Director Global Debt Financing de Santander CIB; y Carolina López, representante para Chile y Global Training Coordinator, UNEP Finance Initiative (UNEP FI), Economy Division, en la moderación.

Los nuevos parámetros para la inversión y el desarrollo de un modelo de negocio sostenible pensando en las personas y el cuidado al medio ambiente, fue el diálogo que se estableció en el encuentro organizado por Pacto Global Chile. Las finanzas sostenibles en un momento marcado por la incertidumbre provocada por la pandemia y cómo enfrentar la crisis medioambiental fueron parte de las reflexiones. Allí, expertos coincidieron que las empresas deben asumir un rol clave de liderazgo, impulsando este cambio de paradigma para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Para ello se debe generar un cambio cultural en el sistema económico.

“La agenda 2030 exige una mirada de futuro y nuevas formas de hacer empresa, integrando la sostenibilidad en el diseño de las estrategias corporativas. Se requiere creatividad e innovación, para generar valor y plasmarlo en políticas económicas, sociales y medioambientales, con un criterio de resiliencia, de modo de asegurar la resistencia y la flexibilidad”, afirma Margarita Ducci, directora ejecutiva Pacto Global Chile.

El Foro Económico Mundial identifica como riesgos para la economía, asuntos como el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, las crisis relacionadas con el agua o las enfermedades infecciosas, todas ellas cuestiones que los ODS buscan solucionar, teniendo en cuenta que la emergencia climática, se torna clave para el futuro de la humanidad.  No obstante, a 10 años de la fecha límite fijada por Naciones Unidas para el cumplimiento de la Agenda 2030, los países aún no han asumido sus compromisos en materia de financiación, y para subsanar este déficit público, es fundamental que la inversión privada aumente y lo haga de forma decidida. De hecho, Naciones Unidas estima que para cumplir las metas que plantean los ODS se necesitan entre 5 y 7 billones de dólares de inversión, cada año, hasta 2030.

La inversión sostenible se cimenta en tres ejes, ASG: los aspectos medioambientales, la dimensión social y la gobernanza corporativa. Según Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, “una inversión no es completa si no consideramos estos factores y cada vez hay más evidencia que los ASG no comprometen los retornos, sino más bien, son clave en las decisiones y en la gestión del riesgo. Ya los mercados financieros están reconociendo a aquellas empresas que siendo resilientes actúan en la gestión de los distintos factores y la evidencia sobre el riesgo climático les está demostrando a los inversionistas que es el momento de reevaluar las finanzas modernas”, afirmó.

El avance de las finanzas sostenibles ha dado lugar a la aparición de cada vez más productos financieros innovadores, que pueden servir a las empresas para obtener rentabilidad e impactar de forma positiva sobre alguno o varios de los ODS. Es por esta razón que destinar fondos a la financiación de la Agenda 2030, es clave para iniciar la transformación hacia un sistema financiero sostenible, que pueda garantizar una menor volatilidad de los mercados, la viabilidad a largo plazo de las inversiones y proteger a la economía de futuros episodios de inestabilidad financiera.

“Hemos notado un avance significativo en estas materias y hemos estado estableciendo puentes y espacios con el objetivo de definir una agenda pública. Estamos trabajando en la generación de capacidades, una guía de gestión de riesgos y un plan de acción de taxonomía para así definir respecto a qué es lo verde, alineado a la acción global en la transición a una economía de carbono neutral. Por ello, estamos impulsando oportunidades de inversión como el hidrógeno verde, eficiencia energética, energías renovables, acompañado de su correspondiente marco regulatorio, señaló, Trinidad Lecaros, asesora de Finanzas Verdes, del Ministerio de Hacienda.

Así, muchos actores del mundo público y privado ya están repensando el futuro, y esta nueva realidad ha generado la oportunidad de reconstruir las economías a escala humana sobre la base de la sostenibilidad ambiental, mitigando los riesgos asociados al cambio climático.

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