La pandemia del COVID-19 viene provocando diversos efectos en el funcionamiento regular de instituciones públicas y privadas, como el surgimiento de riesgos no previstos de corrupción y otras malas prácticas. A partir de lo que hemos advertido y aprendido en estos últimos meses, y considerando la importancia de mantener el cumplimiento de las normas de probidad a nivel nacional, especialmente en materia de compras públicas, la Alianza Anticorrupción ha tenido a la vista diversas recomendaciones nacionales e internacionales, que identifican por una parte, problemáticas asociadas a la pandemia, y por otra, consejos, buenas prácticas y acciones a seguir para combatir la corrupción.
Antes de la pandemia del COVID-19, a nivel mundial ya existía corrupción en el sector salud y su costo se media en pérdidas no solo económicas, sino también en vidas. De acuerdo con Transparencia Internacional, antes de la pandemia la corrupción en el sector ya causaba pérdidas de más de US$500 mil millones cada año, produciendo como resultado que 140 mil niños murieran al año producto de la corrupción. Por su parte, la UNODC calcula que entre el 10% y el 25% de todos los recursos gastados en compras y adquisiciones se pierden en el mundo debido a corrupción.
En la misma línea, el Barómetro Global de Corrupción 2019 mostró un aumento del 14% en las tasas de sobornos en centros de salud. Es sabido que cuando no existe efectiva vigilancia, auditoría o rendición de cuentas, se generan espacios para la corrupción. Además de las vulnerabilidades de base de los sistemas de salud, el aumento del gasto, la necesidad de respuesta rápida y el foco de atención en las medidas sanitarias pueden dejar zonas sin supervisión y generar un relajo en los estándares de integridad.
Ahora, más allá de lo que sucede en el sector salud, para evitar un colapso económico global y una posible depresión, los países han tomado medidas de emergencia para proporcionar una red de seguridad económica para los ciudadanos y las empresas en dificultades. El COVID-19 no solo está probando la capacidad de recuperación de los sistemas de salud y de la economía, sino también la capacidad de respuesta de los sistemas de gobernanza, incluido el papel de las instituciones de auditoría y supervisión.
Habitualmente, la prevención de la corrupción, la transparencia y la rendición de cuentas no forman parte de las medidas iniciales de respuesta a una crisis. Aun cuando, en la experiencia comparada, la corrupción ha obstruido las respuestas hacia las crisis, incluyendo las pandemias, como en los casos del SARS, ébola y H1N1.
Decalogo
En consecuencia, para asegurar el eficiente uso de los recursos en este contexto, así como para reforzar la confianza de la ciudadanía en las medidas adoptadas, se hace necesario transversalizar en las acciones asociadas a la pandemia, la integridad, la transparencia, la rendición de cuentas, tanto en la respuesta más inmediata como en los esfuerzos de recuperación. Por ello, es que la Alianza Anticorrupción, teniendo presente que “en tiempos de pandemia la integridad no se descuida”, ha acordado difundir este documento con recomendaciones dirigidas a todo el país, con las mejores prácticas a implementar en estos tiempo.