Por Pedro Vial, gerente de Asuntos Públicos de Colbun SA y parte del Comité Ejecutivo de Pacto Global Chile.
Hace algunos años, Colbún presentaba su flamante reporte de sostenibilidad en una comuna donde tiene operaciones. Casi al finalizar la ceremonia, el alcalde sube de sorpresa al escenario y señala en voz alta: “todo muy bonito, pero la empresa no se ha referido a algunos compromisos incumplidos”.
Evidentemente, la ceremonia no finalizó en los términos que hubiésemos querido. Esta anécdota nos recuerda que, más allá de los discursos corporativos bien armados y de las frases políticamente correctas, es fundamental cuidar la consistencia entre lo que se dice y lo que se hace y, al mismo tiempo, pasar el test de que aquello que se plantea a nivel corporativo, sea consistente con la actuación local.
Sin coherencia, no hay confianza. Pero junto con la confianza, la actividad empresarial debe ser capaz de constituirse en una buena noticia para las comunidades donde se desarrolla. Esto implica conocer y comprender desde adentro las prioridades y dolores de los lugares donde las empresas se instalan, de manera de enlazarlas con los aportes de valor que puedan realizar.
No estamos hablando de simple buenismo, sino de la manera de construir la sostenibilidad del negocio en el largo plazo, con la satisfacción de estar generando, de paso, un vecindario donde todos ganan. Chile se encuentra en un claro proceso de evolución hacia una mayor autonomía regional.
Las alianzas con universidades regionales, la instalación de oficinas locales, la presencia de equipos en terreno, la articulación de prioridades con los municipios, las mesas de trabajo con organizaciones sociales y la permanente búsqueda de buenas prácticas ambientales, son todos ejemplos virtuosos de conexión con los territorios y sus habitantes.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 17 de las Naciones Unidas enfatiza precisamente la importancia de generar alianzas para el logro de todos los ODS. Si bien las empresas no están llamadas a reemplazar el rol del Estado en sus comunidades, es indudable que son actores privilegiados para potenciar su desarrollo.
Atrevámonos pues, a conectar con los actores de nuestros territorios. Sólo de esta manera estaremos construyendo el tipo de empresa que nuestra sociedad necesita.