Por Claudia Blazquez, Gerente de Auditoría Interna de Empresas Iansa.
En un mundo empresarial donde las regulaciones y normativas se vuelven cada vez más rigurosas y exigentes, las empresas deben enfrentarse a entornos normativos en constante evolución. Esto ha obligado a las organizaciones a repensar su enfoque y a evolucionar de ser simples fortificaciones empresariales, hacia instituciones éticas que buscan el crecimiento sostenible. En este contexto, la cultura corporativa se erige como un pilar fundamental para alcanzar este ambicioso objetivo y alinear las acciones empresariales con valores y propósitos sólidos.
El panorama empresarial actual está marcado por una creciente cantidad de regulaciones y normativas que abarcan desde cuestiones financieras hasta medioambientales y de responsabilidad social. En ese sentido, Empresas Iansa es un buen caso de cómo una organización puede abrazar este desafío, y al mismo tiempo, convertirse en un referente en ética empresarial y crecimiento sostenible. La compañía de 70 años ha entendido que, más allá de cumplir lo que exige la ley, la cultura corporativa debe ser el motor que impulse su gestión empresarial guiadas por sus valores donde destacan la integridad, meritocracia, excelencia y respeto.
El desafío está en que las compañías deben respaldar su cultura ética con políticas corporativas sólidas que no solo cumplan con las regulaciones, sino que van más allá para contribuir al bienestar de la sociedad y del planeta. Identificar escenarios, medir cumplimientos, aplicar herramientas para evitar conflictos de intereses, educar a los colaboradores, incentivar la comunicación y capacitación son parte de los soportes que las empresas deben aplicar basados en su propósito y estructura de valores.
El crecimiento sostenible y ético será el camino que nos llevará a un futuro empresarial exitoso y responsable para todos y todas.
