Por Roberto Lepin, director de Servicios Schneider Electric Chile.
No es nuevo afirmar que los años posteriores a la pandemia han estado acompañados de una notable transformación en el panorama empresarial. La migración hacia el mundo digital dejó de ser un proceso de carácter paulatino para convertirse en un desafío obligatorio para todas aquellas organizaciones que deseen dar un giro estratégico que priorice una experiencia más innovadora y eficiente para los usuarios. Una transición no exenta de desafíos y adaptación a las necesidades que han surgido como resultado de este nuevo modelo.
Con esto, la digitalización de los procesos ha demostrado ser una oportunidad para fortalecer o debilitar las operaciones comerciales. Pero no solo eso, sino que también se ha transformado en un pilar para acompañar dichos procesos de una estrategia sostenible que mitigue los impactos de las industrias y sus operaciones en el medioambiente, agregando valor para las comunidades.
Así lo menciona el último informe de la consultora tecnológica Accenture, cuyos resultados afirman que la tecnología es un elemento fundamental para avanzar en las metas de sostenibilidad a nivel corporativo, teniendo esta alianza el potencial de aumentar la rentabilidad empresarial, los niveles de innovación, la calidad de los softwares y mejorar la experiencia del cliente. A pesar de esto, solo el 7% de las organizaciones consultadas en el estudio (560) ha integrado transversalmente ambas aristas en su declaración de principios.
Particularmente en cuanto a infraestructura TI, que se ha transformado en un ámbito indispensable para la mayoría de las operaciones, solo el 14% de las empresas cuenta con un programa de sostenibilidad para el ciclo completo de sus sistemas según indica un informe realizado por Schneider Electric y la consultora 451 Research. Esto, incluyendo su implementación en centros de datos, recursos distribuidos y tecnología Edge Computing.
El camino hacia un modelo energético más eficiente y sostenible no puede prescindir de digitalización, entendiendo esta como el motor que permite acelerar la transición hacia Net Zero y construir cadenas de valor sostenibles. La distribución de energía es solo un ejemplo de ello; ya sea generada por parques eólicos o hidroeléctricas, funciona de manera automatizada. Sin embargo, para garantizar un servicio eficiente y un seguimiento adecuado, es fundamental un acompañamiento especializado con un enfoque digital que tenga el potencial de revolucionar dichos procesos de producción, distribución y consumo de energía.
Sectores como la construcción de grandes edificaciones, data centers, infraestructura, movilidad y salud tienen un alto consumo de energía que no puede permitirse interrupciones, lo que se suma al desafío de buscar alternativas para contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los territorios en las que operan. Es por ello que, en tiempos de crisis, es indispensable contar con servicios de consultoría que no solo anticipen posibles fallas o incidentes, sino que también garanticen resultados impactantes en torno a los parámetros ESG.
En definitiva, la capacidad de monitorear constantemente el consumo de energía y otros recursos operativos proporciona información valiosa para validar los procesos de descarbonización y promover resultados sostenibles. Y en este sentido, los servicios digitales están reconfigurando la forma en que las personas y las empresas acceden y comercializan la energía, lo que nos propone el desafío de capitalizar ambos mundos en favor de la eficiencia operativa, la reducción de costos y la creación de nuevos modelos de negocio que integren la sostenibilidad como foco principal de sus estrategias.