Por Paul de la Taille, gerente de Personas y Fiscalía, Empresas Iansa.
La agroindustria ha sido históricamente un sector dominado por hombres, asociado a la fuerza física y al trabajo en el campo. Sin embargo, en las últimas décadas, las mujeres han demostrado que su aporte va mucho más allá de cualquier estereotipo. Hoy, su presencia es fundamental no solo en las labores productivas, sino también en la innovación, la sostenibilidad y la gestión estratégica de la industria. Su mirada integral y su capacidad de adaptación han sido clave para el desarrollo de un sector más moderno, eficiente y equitativo.
En este ámbito, las mujeres desempeñan roles esenciales en toda la cadena productiva. Desde la siembra y la cosecha hasta la investigación en biotecnología y la dirección de grandes empresas del sector, y su trabajo es imprescindible. Son líderes en el desarrollo de nuevas prácticas agrícolas, en la implementación de tecnologías que mejoran la eficiencia y en la adopción de modelos de negocio sostenibles. Su aporte no solo fortalece la producción de alimentos, sino que también impulsa cambios estructurales en la forma en que la agroindustria opera.
A pesar de estos avances, los desafíos persisten. La brecha de género en la agroindustria sigue siendo una realidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 90,6% de los puestos de trabajo ocupados por mujeres en la agricultura son temporales, en contraste con el 49,2% en el caso de los hombres. Además, por cada 100 puestos de trabajo permanentes ocupados por hombres, solo cinco son ocupados por mujeres.
Para cambiar esta realidad, en el sector agroindustrial se han impulsado diversas iniciativas, como el aumento del porcentaje de mujeres en el rubro, la creación de programas de liderazgo femenino, el fomento de alianzas productivas con mujeres y la capacitación en prácticas sostenibles. Estas acciones buscan no solo reducir la brecha de género, sino también fortalecer el desarrollo de una agroindustria más inclusiva y resiliente.
Por ello, es imperativo seguir visibilizando y potenciando el papel de las mujeres en la agroindustria. Promover políticas de equidad de género, generar espacios de formación y reconocer su labor no solo es una cuestión de justicia, sino una estrategia clave para el crecimiento sostenible del sector. La inclusión femenina en la toma de decisiones y en la innovación agrícola es crucial para garantizar una agroindustria más resiliente y preparada para los desafíos que vienen.
En este Mes de la Mujer, además de visibilizar los avances, debemos comprometernos a seguir impulsando el cambio. El futuro de la agroindustria depende de la capacidad de integrar el talento de todas las personas, sin distinción de género. Porque cuando las mujeres crecen en el agro, crecen también la innovación, la productividad y la sostenibilidad.
