Por Margarita Ducci, directora ejecutiva de Pacto Global Chile (ONU)
A nivel global, las brechas de género persisten de manera alarmante. El trabajo no remunerado realizado por mujeres equivale a más del 40% del PIB mundial, y ellas dedican 2,5 veces más tiempo que los hombres a tareas de cuidado, lo que limita sus oportunidades laborales y su desarrollo económico. En 2023, cuatro de cada diez muertos en conflictos, eran mujeres. Dos mil millones de mujeres carecen de protección social, y al ritmo actual, la paridad de género en los parlamentos no se alcanzará hasta 2063. Además, sólo un tercio de la comunidad científica mundial está compuesta por mujeres, y para colmo, ellas siguen ganando solo el 85% del salario de sus pares masculinos.
En Chile, la realidad no es diferente. Las mujeres enfrentan desigualdades estructurales en el acceso al empleo, los espacios de liderazgo y la conciliación entre la vida laboral y personal. La participación femenina en directorios de empresas sigue siendo insuficiente y las brechas salariales persisten. No podemos esperar más para revertir esta realidad. De seguir con el ritmo actual de progreso, las estimaciones indican que tomaremos generaciones para alcanzar la equidad de género. Es imperativo acelerar las acciones, y el sector privado tiene un rol clave en este desafío.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si logramos cerrar las brechas de género? La evidencia indica que la economía mundial podría crecer en 12 billones de dólares adicionales al PIB global. Estudios demuestran que las empresas con mayor diversidad de género en sus equipos de liderazgo registran hasta un 25% más de rentabilidad. La innovación florecería con una mayor participación femenina en ciencia, tecnología e investigación. La autonomía económica de las mujeres disminuiría la pobreza y fortalecería las familias y comunidades. En definitiva, el cierre de estas brechas beneficiaría no solo a las mujeres, sino a la economía, la estabilidad social y el bienestar de toda la sociedad.
Por todo esto, mi llamado es a que las empresas sean agentes de cambio promoviendo políticas de igualdad dentro de sus organizaciones y estableciendo alianzas con otros actores de la sociedad. Acciones concretas como la implementación de auditorías salariales, programas de desarrollo profesional en área tradicionalmente masculinas, construcción de liderazgo femenino, instalación de horarios flexibles y la erradicación de la violencia y el acoso en el trabajo, son pasos fundamentales. En este escenario, la colaboración público-privada es esencial para generar un cambio sistémico y sostenible en el tiempo.
Las herramientas y mecanismos ya están disponibles: Desde el Pacto Global, en alianza con Naciones Unidas, el sector público y la sociedad civil, trabajamos activamente para apoyar a las empresas en la promoción de la equidad de género. A nivel internacional, iniciativas como el Target Gender Equality Accelerator ayudan a establecer objetivos medibles en representación femenina y equidad salarial. Además, los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (WEPs) ofrecen un marco integral para que las empresas implementen buenas prácticas en el lugar de trabajo, el mercado y la comunidad.
En Chile, a través del Grupo de Empresas Líderes por el ODS 5, hemos impulsado proyectos concretos, como la «Guía práctica para empresas sobre Violencia y Acoso en el Trabajo y buenas prácticas en prevención». Asimismo, la plataforma CONECTA ya registra más de 450 iniciativas empresariales que contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible – y en específico más de 60 casos que impactan positivamente las metas del ODS 5 -, sirviendo de inspiración para otras organizaciones.
Finalmente, la iniciativa Forward Faster refuerza la urgencia de tomar medidas inmediatas. Esta estrategia global insta a las empresas a comprometerse con la igualdad de representación y la eliminación de las brechas salariales antes de 2030. Implementar estas medidas no solo es un imperativo moral y social, sino que también genera beneficios económicos y mayor competitividad.
El camino hacia la igualdad de género está en marcha, pero necesitamos acelerar el paso. ¿Será su empresa parte del cambio o quedará rezagada en un mundo que avanza hacia la equidad? La decisión es ahora: transformar los compromisos en acciones concretas y garantizar que la igualdad de género sea una prioridad en la agenda global.