Por Hermann von Mühlenbrock, presidente de Red Pacto Global Chile y gerente general de Aceros AZA.
Desde las primeras semanas del 2020, hace ya dos largos años, el Gobierno, la sociedad civil y las empresas han trabajado colaborativamente para enfrentar la pandemia de la mejor manera posible, habiendo conseguido una de las mejores tasas de vacunación a nivel mundial. Lo anterior, no sólo nos ha permitido retomar actividades cotidianas, sino que nos ha impulsado hacia un proceso de recuperación social, cultural y económica.
Este año, que inició con buenas expectativas gracias al comportamiento menos agresivo de la pandemia, nuevamente se vio abruptamente interrumpido por la invasión de Rusia a Ucrania, provocando un nuevo periodo de inestabilidad que agudizó las complicaciones en las cadenas logísticas, dificultó la globalización, provocó un aumento en la inflación y aumentó restricciones en el abastecimiento de alimentos, materiales y combustibles. Sin duda que todavía no hemos recibido el verdadero efecto de las escenas de dolor y sufrimiento que estamos viendo en Europa, ya que sus consecuencias perdurarán por un largo tiempo.
Si bien el restablecimiento post pandemia demorará un tiempo más, este camino -ya iniciado- crece con fuerza en colegios, universidades, industrias, centros comerciales y todos aquellos espacios que nos hacen crecer como sociedad. Sin embargo, para que este nuevo ímpetu sea profundo y duradero, es fundamental que todos los actores contribuyamos a una recuperación sostenible, que ponga a nuestro planeta y sus habitantes en el centro, promueva una prosperidad económica compartida y ponga el foco en un desarrollo social equitativo.
En el contexto de los nuevos desafíos que nos plantea el cambio climático, que ya generó efectos visibles en distintas zonas de Chile y el mundo, tomar acciones reales se hace cada vez más urgente, ya que su disrupción peligrosa y generalizada nos hace enfrentar riesgos con márgenes reducidos y difíciles de sortear. Por lo mismo, debemos ser capaces de potenciar una recuperación sostenible con efectos positivos en el empleo, la calidad de vida y el medioambiente, donde la innovación sea protagonista a través de ejemplos concretos que avancen en la promoción del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollos Sostenibles (ODS).
Si queremos recuperar la credibilidad de quienes dudan en la fuerza que podemos comprometer en tarea de priorizar el progreso de los más rezagados, es importante que en cada uno de nosotros difundamos, masifiquemos y hagamos propios los valores de los ODS en temas tan diversos como la inclusión, la representación y el liderazgo de las mujeres; la transición a cero emisiones y la reactivación económica post Covid-19. De esta manera superaremos las vulnerabilidades, y podremos dar relevancia a que todos los actores sociales incorporen con rapidez y eficiencia prácticas éticas y de gobernanza, que permitan -de una vez por todas- recuperar la debilitada confianza pública.
Espero sinceramente que este 2022 sea el año en que recuperemos la paz, la confianza, la amistad cívica y asumamos un compromiso genuino con el desarrollo sostenible. Para ello, las nuevas autoridades, los empresarios y la sociedad civil debemos trabajar cohesionados, en un camino que muchas veces parece ambiguo e inalcanzable, pero que sin duda nos llenará de satisfacción cuando nos demos cuenta que fuimos capaces de construirlo.