Por Luz María Rojas, gerente corporativo de Marketing y Sostenibilidad de Carozzi y parte del Comité Ejecutivo de Pacto Global Chile
Según la ONU, el conflicto bélico en Europa, el COVID-19, el cambio climático y las crecientes desigualdades están convergiendo para socavar la seguridad alimentaria global. Las sequías, inundaciones y olas de calor ocasionadas por el cambio climático están poniendo una fuerte presión en la producción en diversas regiones del mundo. Partes de África, Asia y Sudamérica ya están experimentando inseguridad en este ámbito y también y malnutrición debido a este fenómeno.
Por otra parte, está previsto que para 2050 la población aumente a diez mil millones de personas (ONU). En este contexto, se hace imperativo trabajar en alianza con diversos actores para hacer que el sistema mundial de producción de alimentos sea más sostenible y pueda dar abasto a una población en crecimiento, sin pasar a llevar los límites y capacidades de nuestros ecosistemas.
En ese contexto, el quehacer agrícola tiene un impacto transversal, vinculado a varios Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo cual hace de esta actividad un eje aún más desafiante y prioritario. Para hacer frente a este escenario, cobra relevancia apoyar el desarrollo sustentable de la agricultura, en especial a los pequeños agricultores en la producción local.
Es lo que ha hecho Carozzi en 124 años de historia, basando su estrategia de desarrollo en un valor central: el respeto. Respeto por las más de 10.000 personas que trabajan a diario para cumplir con nuestro rol en la cadena de abastecimiento de alimentos y en la seguridad alimentaria; respeto por las miles de familias que eligen y confían en nuestros productos día a día; respeto por nuestros clientes y por nuestros proveedores, dentro de los cuales hay más de 3.100 agricultores y, por supuesto, respeto por el entorno, el planeta y sus ecosistemas.
Desde nuestros inicios hemos estado fuertemente vinculados a la agricultura local. Muchas de las materias primas con las que elaboramos nuestros productos provienen del trabajo de agricultores en más de 60.000 hectáreas, ubicadas entre las regiones de Coquimbo y La Araucanía, donde procesamos cada año más de un millón de toneladas de frutas, vegetales, granos y cereales. Por otro lado, a través de nuestro brazo agroindustrial Agrozzi, que lleva más de 30 años proyectando el trabajo agrícola, procesamos más de 780 mil toneladas de frutas y vegetales llevando el valor del campo chileno a más de 50 países en los 5 continentes. Para que esto sea posible ha sido clave desarrollar una relación de largo plazo, de confianza y cooperación mutua, justa y transparente con estos actores, a quienes consideramos nuestros socios estratégicos.
De hecho, nuestro programa Crecer Juntos agrupa diversas iniciativas vinculadas con el agro, donde destaca el modelo de descubrimiento de precios en cultivos de trigo y arroz, desarrollado en conjunto con ODEPA – Ministerio de Agricultura hace más de 10 años, que ha dado transparencia y certezas a los agricultores respecto del precio que recibirán por sus cosechas. Incluye también la asistencia técnica, mediante equipos de agrónomos especializados, insumos agrícolas, maquinaria y semillas certificadas.
En Chile, la agricultura familiar campesina equivale a cerca del 90% del total de unidades productivas agrícolas del país, que muchas veces no son propiedad de quienes las cultivan, lo que dificulta el acceso a capitales o subsidios para mejorar las condiciones técnicas de su trabajo, lograr eficiencias y disminuir su impacto.
Apoyar a los pequeños agricultores a tener una gestión más eficiente de sus recursos, y por sobre todo del agua, cobra relevancia en un contexto de sequía de la zona central de Chile y de los desafíos descritos inicialmente. Ante este panorama, las empresas debemos actuar trabajando de manera colaborativa para mitigar los efectos del cambio climático, adaptarnos a este nuevo escenario, asegurar la cadena alimentaria, buscar generar valor y así contribuir a los desafíos que nos plantean los ODS.
Para avanzar en esta línea, en Carozzi apoyamos con el diseño, implementación, financiamiento y capacitación para la operación del riego tecnificado para nuestros agricultores de tomate, de los que procesamos más de 390 mil toneladas, método que tiene una eficiencia del 95% y un ahorro del recurso hídrico de un 50% frente a un sistema tradicional de riego. Lo anterior ha permitido asegurar la producción de tomates y nuestro compromiso con la seguridad alimentaria, logrando que, en la actualidad, el 86% de nuestras hectáreas de tomate esté bajo riego por goteo.
Esta visión nos ha llevado a actuar de manera decidida y colaborativa, trabajando en conjunto con diversas organizaciones como Pacto Global, organizaciones de la sociedad civil, comunidades y otros actores públicos y privados para lograr cambios a una escala mayor.
Tenemos el compromiso de trabajar colaborativamente con nuestros proveedores y, en especial, con los agricultores. Sabemos que los esfuerzos aislados no bastan para afrontar los desafíos globales y locales que enfrenta el sistema alimentario. Sólo si lo hacemos juntos, el sector público y el privado, podremos contribuir con una agricultura sostenible en el largo plazo, a eso estamos todos invitados. Creemos con firmeza que, en el más amplio sentido de la palabra, Compartir Hace Bien.