Por Nelson Rojas M., Gerente General Caja Los Andes.
Se acerca el verano, y no cabe dudas que tomarse vacaciones, descansar, salir de la ciudad y planificar el tiempo en familia, debe ser de las cosas más motivantes para las personas y me aventuro a asegurar que, después de la pandemia, lo es aún más.
Un estudio de IPSOS de tendencias de viaje en el Caribe y Latinoamérica, arrojó que un 77% de los encuestados aseguró que viajar será una prioridad en su presupuesto 2024 y el 63% dijo que planea tomarse unas vacaciones para priorizar su salud y bienestar.
Lo interesante está en analizar los nuevos factores que determinan las decisiones y elecciones en torno a las vacaciones. Un estudio de Booking.com asegura que los viajeros priorizan su preocupación por el medioambiente, y que cerca del 47% se centra en buscar descuentos para elegir opciones sostenibles. Otros sondeos de tendencias arrojan que la búsqueda de un turismo más consciente, sostenible y con mayor interés por experiencias locales, es un fenómeno creciente en todo el mundo. El mismo estudio de Booking.com. arroja que el 79% afirma querer viajar de manera más sostenible en los próximos 12 meses.
Esto no es un fenómeno aislado. La Industria global del turismo sostenible ha mostrado importantes avances. Según el reporte Global Sustainable Tourism Market 2023-2027 de Technavio, se prevé que este mercado a nivel mundial crecerá en USD 335.930 millones durante el período 2023-2027.
Pero más allá de los números, creo necesario analizar la relevancia de la incorporación de las dimensiones ASG para compatibilizar el crecimiento del sector con la promoción de un turismo responsable, accesible y sostenible para todos y todas. Algo que suena sencillo, pero es ciertamente complejo, y tiene directa relación con establecer estándares mundiales de sostenibilidad. En este punto, creo que la flexibilidad e innovación son dos aspectos clave para avanzar en estas materias.
Caja Los Andes ha sido históricamente reconocida por su red hotelera y de cabañas en todo el país. Y les quiero compartir cómo le dimos un giro a nuestra área de turismo. Partimos de la base de que ninguna estrategia funciona si es unilateral. Por esto nos conectamos con las tendencias y el entorno, levantamos necesidades y vimos una oportunidad para tender puentes que permitieran generar un intercambio cultural real. Uno de los primeros pasos fue el incorporar proveedores locales, apostando así por dinamizar la economía regional.
Utilizamos, además, los hoteles como plataformas para visibilizar el talento emprendedor, e implementando una política de contratación de los equipos con origen local. Por otra parte, diseñamos planes de protección medio ambiental, como el compromiso de ser NET Zero al 2040 reduciendo el 90% de las emisiones y compensando el 10% restante; la implementación de un plan de gestión eficiente del recurso hídrico y energético; gestión de residuos, un plan de censo y manejo de la biodiversidad presente en el hotel, entre otras medidas.
Estos cambios permiten agregar valor a la estrategia de negocio: según datos de Booking un 39% de los viajeros aseguró estar dispuesto a pagar más por opciones de viaje con una certificación sostenible. Todo este esfuerzo se vio recientemente reflejado con la certificación Sello S, que entrega Sernatur, al Hotel Punta Larga en Frutillar, el primero de nuestra cadena en recibir este certificado, que está validado internacionalmente por Global Sustainable Tourism Council (GSTC), y que asegura que el recinto cumple con criterios globales de sustentabilidad, en los ámbitos socio-cultural, medioambientales y económicos.
Sin duda queda mucho por hacer, más aún considerando que el turismo es uno de los sectores que impulsa con mayor fuerza el desarrollo de los países. Sólo para tener en cuenta, a nivel mundial el turismo emplea a 1 de cada 10 personas y en las zonas rurales, el sector favorece a las mujeres, que constituyen el 54% de los trabajadores del sector frente al 39% de la economía en su conjunto.
El gran desafío es impactar de manera sostenible las economías locales, generando empleos y comprometiéndonos con la conservación, aportando con ello a la concreción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS8 y ODS12).
Tengo la convicción que con flexibilidad e innovación, dar un giro a los negocios e industrias hacia un horizonte sostenible no sólo es posible, sino que implica un retorno e influye positivamente en el desarrollo del país, la mejora del estándar y el fortalecimiento de las propuestas de valor. Hoy lo podemos ver en el turismo, y esperamos que sean más las transformaciones con impacto positivo que el país y el mundo necesitan, yendo más allá de los resultados próximos, sino que desde una mirada a largo plazo.